La capa de grasa que recubre muchas carnes rojas es estupenda para freír en ella solomillo, entrecot o filetes. Ouítala con unas tijeras y cuécela en una sartén hasta que se derrita un poco. Fríe en ella la carne sin echar aceite (al prescindir de él, no suben las calorías). Ya verás como la carne gana sabor.
Fuente: Cosas de Casa Nº 136
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